PORTAFOLIO
Lo que hemos hecho
(EN PLURAL PORQUE HEMOS SIDO MIS PERSONAJES Y YO)

Lockdown

A cada uno le toca su hora de sol. Esperan su vuelta como si fuesen todos partes de una pieza de stop motion. Es como si se pasasen la luz de un balcón a otro. Cuadro a cuadro, segundo a segundo, intercalando latidos. Van llenándose de reflejos. Los creen blancos pero son en realidad transparentes. Y en lo traslúcido poca sombra hay. Cambian por un momento a ese color con el que siempre pintan el sol, ese amarillo anaranjado. Simplemente son por un momento y podríamos decir que hasta felices. Por tan sólo un momento al día. – “Uno, por favor” – pediría alguno. Aunque no distingan si es prestada esa imagen, robada o si son ellos mismos. Aun así, les llega. No tienen cómo comprender tanto en tan poco tiempo. Ha sido todo demasiado repentino aunque lo inesperado no hay cómo esperarlo. Toca planear después de tanto aletear. Toca respirar. Toca confiar. Soltar.

De repente les toca amanecer sin alarmas y aprender a irse a dormir sin necesitarlas. Tanto enseñarse unos a otros a ponerlas por todas partes como boyas en mar abierto. Tanto hacerse adictos a ellas porque sin ellas no recordarían lo importante. Tanto no creer que se puede vivir de otra manera. Y es que en sus mesitas de noche, justo al lado de las fotos de sus familias, están sus mañanas queriendo comenzar. Si las encendieran, podría ser el primer día del resto de sus decisiones. Una de ellas: cambiar a primera persona del plural sin darse cuenta siquiera. La plural que va de la mano con la singular.. que mientras las dejen salir a caminar juntas, igual son una con cualquier tiempo verbal. Y es que al final han sido, son y serán.. siempre uno. Entre pulso y pulso, de corazónes rotos, sí, pero vueltos a coser.

¿Será todo esto una nueva forma de conjugar? Así, echándose de menos, entendiendo que no hay cable que no pase por el amor, que no hay por qué siempre romper el silencio, que también se puede romper el ruido. Dejarse cambiar por un rato aunque sea, dejar de vestirse tanto y pasar a ser terrazas para amanecer desnudos sin darse cuenta, sin planes porque ya no les valen, sin fechas porque las perdieron.

Y pensar que sonaría a poesía que los abrazos serían lo más anhelado y los relojes lo más inútil. Y ahora ¿qué quedará de ellos después de todo esto?, o mas bien ¿con qué se quedarán? Quizá esa polaroid a medio llenar, aún por aparecer.. ahora con trazos más propios y menos ajenos porque no han tenido cómo alejarse de sus propios lentes. Habrá sido un tiempo de primeros planos. Les quedará esperar haber revelado cada negativo para no olvidar la imagen de lo que habrán sido estos días. Quizá más cercanos por la distancia que les tocó. Quizá ese paso de invierno a primavera hasta llegar al verano. Una primavera como ninguna y un verano de sombrillas en calma y persianas vueltas a abrir. Un verano dibujado con trazos de gratitud. Un verano de viajes hacia dentro hasta llegar al otoño. Un otoño de pequeñas grandes cosas. Estaciones llenas de aviones de papel sobrevolando de un balcón a otro. Y quizá, sobre todo y ¿por qué no?.. una nueva forma de ser.