PORTAFOLIO
Lo que hemos hecho
(EN PLURAL PORQUE HEMOS SIDO MIS PERSONAJES Y YO)

Escritor al fin y al cabo

Es ahora o nunca, coño. Yo bien sé que no soy nadie, pero ella tiene que saber que un hombre la ama así como yo. Ella tiene que saber el esfuerzo inhumano que hago día a día, por esconderme detrás de un conveniente “Hola, ¿cómo estás?” y de un cortés “Un beso, linda, que te vaya bien”. No puedo seguir temblando cada vez que la veo, como pidiendo suero a gritos. Además me jode que no sepa que lo único que hago antes de dormir es decirle en mi cabeza cual perfectísimo imbécil: “Hasta mañana, amor”. Me jode, me jode terriblemente saberme tan solo, tan solo, pero tan solo dentro de este sentimiento, que ni siquiera he podido compartirlo con ella a manera de dato informativo. Si tan sólo supiera que cada vez que se ríe me entristezco porque lo único que me provoca es caerle a besos, sabiendo que no puedo. Si tan sólo supiese cuántas veces he estado a micro-segundos de decirle todo lo que siento por ella. Sé que nada logro, sé que nada encontraré, o peor aún… sé que nada busco con decírselo. Sé muy bien cómo reaccionará. No le resultará algo tan sorpresivo. Soy un pobre carajo, transparente, obvio y predecible, y reaccionará de la manera más dulce y madura posible, cogiéndome de la mano, dándome unas cuántas miserables palmaditas en la espalda, haciéndome saber cuánto me quiere y cuánto le duele no poder corresponderme de la manera en que merezco ser correspondido. Ya, ya lo sé, me sé la historia completica, de memoria y hasta en varios idiomas. Sé que es una grandísima estupidez lo que estoy a punto de hacer, pero debo decirle que me he enamorado completamente de ella. Lo he decidido.

Se lo he dicho, después de largo rato desenredando el puto nudo en la garganta, se lo he dicho. Para sorpresa mía, ella se sorprende, me mira fijamente con una mirada que poco entiendo y luego de un rato, se acerca a mí y me besa. Al cabo de unos pocos segundos, la aparto, respiro profundo, me paro del sofá, cojo mi abrigo y me dirijo violentamente hacia la puerta. La abro y antes de salir disparado por la escalera, me volteo para decirle: “Perdona, es que esto no estaba escrito”.